“Pensé que esto era amor” – cómo hacer la diferencia entre el amor y la codependencia
Como escribí en el último artículo, tuve que aprender la diferencia entre la codependencia y el amor por la vía difícil.
De hecho, ni siquiera sabía que había una diferencia entre los dos.
Conocía la palabra “codependencia” pero nunca hice el paralelo con mi propia vida
- Déjame estar a tu lado que no puedo vivir sin ti…
- Jugaste con mi corazón yo he sido esclavo de tu amor…
- Siempre me traiciona la razón y me domina el corazón, no sé luchar contra el amor, vivir así es morir de amor
- …Por amor tengo el alma herida, por amor. No quiero más vida que su vida Melancolía
Pueden preguntarse:
- ¿Qué hay de malo en tener sentimientos tan intensos?
- ¿Qué tiene de malo una actitud consumidora, casi adoradora hacia la persona que amas?
- ¿Qué hay de malo en darse cuenta de que nunca amaste realmente a tu pareja, dejándolo por el “verdadero amor”?
- ¿Qué tiene de malo hacer lo que tu corazón te dice que hagas?
Bueno. Hoy estoy aquí para decirles que esto no es amor. Que esto se llama codependencia.
En su artículo Darlene Lancer explica esta palabra de esa manera:
La codependencia ha sido referida como “adicción a las relaciones” o “adicción al amor”. El enfoque en los demás ayuda a aliviar nuestro dolor y nuestro vacío interior, pero al ignorarnos a nosotros mismos, sólo crece. Este hábito se convierte en un sistema circular y autoperpetuante que cobra vida propia. Nuestro pensamiento se vuelve obsesivo, y nuestro comportamiento puede ser compulsivo, a pesar de las consecuencias adversas. Por ejemplo, llamar a una pareja o a un ex que sabemos que no debemos, ponernos a nosotros mismos o a nuestros valores en riesgo para acomodar a alguien, o husmear por celos o miedo. Es por ello que la codependencia se ha calificado de adicción (…)
Describe aqui tres etapas de esta relación de codependencia:
La etapa temprana puede ser parecida a cualquier relación romántica con una mayor atención y dependencia de su pareja y el deseo de complacerla. Sin embargo, con la codependencia, podemos obsesionarnos con la persona, negar o racionalizar el comportamiento problemático, dudar de nuestras percepciones, no mantener límites saludables y renunciar a nuestros propios amigos y actividades.
Etapa intermedia: Gradualmente, se requiere un mayor esfuerzo para minimizar los aspectos dolorosos de la relación y la ansiedad, el remordimiento, la culpabilidad y la auto culpación comienzan a aparecer. Con el tiempo, nuestra autoestima disminuye a medida que nos comprometemos más a mantener la relación. La ira, la decepción y el resentimiento crecen. Mientras tanto, habilitamos o intentamos cambiar a nuestra pareja a través del cumplimiento, la manipulación, la regañina o la culpa. Posiblemente, ocultemos los problemas y nos alejemos de la familia y los amigos. Puede que haya o no abuso o violencia, pero nuestro estado de ánimo empeora, y la obsesión, la dependencia y el conflicto, la abstinencia o el cumplimiento aumentan. Podríamos usar otras conductas adictivas para sobrellevar la situación, como comer, hacer dieta, ir de compras, trabajar o abusar de sustancias.
Última etapa: Ahora los síntomas emocionales y de comportamiento comienzan a afectar nuestra salud. Podemos experimentar trastornos relacionados con el estrés, como problemas digestivos y del sueño, dolores de cabeza, tensión o dolor muscular, trastornos alimentarios, alergias, ciática y enfermedades cardíacas. El comportamiento obsesivo-compulsivo u otras adicciones aumentan, así como la falta de autoestima y auto cuidado. Crecen los sentimientos de desesperanza, ira, depresión y desesperación.
Debido a esta convicción de que esto era amor verdadero, enterré las partes de mí que sentía que no le gustarían. Enterré los sueños que sabía que no compartiría. Dejé de lado los pensamientos que me decían que él no era realmente el tipo de persona con la que elegiría pasar mi vida. Rechazaba cualquier preocupación de mis amigos que me decían que no creían que este hombre era lo que yo necesitaba en mi vida. Amigos, que me vieron completamente consumida por esa relación.
Simplemente porque, así lo pensé, el verdadero amor es más importante que cualquier cosa que pueda soñar o desear que no sea estar con él, pertenecer-le.
Nuestra sociedad pinta este tipo de amor como algo hermoso y romántico, lo cual es comprensible.
Uno se siente vivo. Es como entrar en algo mucho más real que cualquier otra relación. Canciones, libros y películas nos dicen que esto es amor verdadero. Que tenemos que seguir a nuestro corazón y entonces sabemos qué decisión tomar.
Así es como los matrimonios se desmoronan. Los solteros se meten en relaciones destructivas.
Las personas que buscan honestamente el “amor verdadero” toman decisiones que les alejan de la plenitud, de las relaciones reales y de un matrimonio y una familia sano.
Cuando empecé a entender todo el concepto de las relaciones de codependencia, me ayudó a entender que esto era exactamente lo que era: Yo era profundamente codependiente. Eso no fue amor.
Hoy, al estar felizmente casado con Benny, estoy consciente de que mi amor por él es muy diferente. Desde el principio de nuestro matrimonio, supe por qué elegí casarme con él. Me probó muchas veces antes de casarnos. Su manera de tratarme, de amarme y de sacar lo mejor de mí fue siempre una realidad en nuestra relación. La forma en la que me trató me hizo crecer al descubrir quién soy realmente, junto con quién es él realmente. Me honró y amó por mi autenticidad y me celebró por mis pensamientos, sueños y esperanzas.
Siempre fui consciente de ello, y estoy profundamente agradecida.
Y aún así. Incluso algunos años después de nuestro matrimonio, anhelaba amarlo de la forma en la que lo amaba a este otro tipo. Porque pensaba que esto era, al final, “un amor verdadero, real, profundo, hermoso”.
La diferencia es que, hoy en día, estoy bien preparada para contrarrestar tales sentimientos con la verdad de que la codependencia no es verdadero amor. Esa codependencia es exactamente eso: una co-dependencia. Una adicción a las relaciones. Algo que puede destruir tu vida, robarte a tu familia y amigos.
Leyendo el cuestionario siguiente, me sorprendió cuántas de estas preguntas habría contestado con un “sí” en el pasado. En realidad, cada una de las preguntas. Por lo tanto, incluiré este cuestionario que fue creado por Adriane Michaud y publicado aquí para ayudarles a profundizar un poco más en el tema:
- ¿Te sientes responsable por los sentimientos, pensamientos, acciones, elecciones, deseos, necesidades, bienestar y destino de otras personas?
- ¿Te sientes obligado a ayudar a la gente a resolver sus problemas o a tratar de cuidar sus sentimientos?
- ¿Encuentras más fácil sentir y expresar enojo por las injusticias cometidas contra otros que por las injusticias cometidas contra ti?
- ¿Te sientes más seguro y más cómodo cuando estás ayudando a otros?
- ¿Te sientes inseguro y culpable cuando alguien te da algo?
- ¿Te sientes vacío, aburrido y sin valor si no tienes a nadie más a quien cuidar, un problema que resolver o una crisis con la que lidiar?
- ¿Pierdes interés en tu propia vida cuando estás enamorado?
- ¿Te quedas en relaciones que no funcionan y toleras el abuso para que la gente te ame?
- ¿Dejas las malas relaciones sólo para formar nuevas que tampoco funcionan?
Si tú, como yo en el pasado, te encontraste respondiendo “sí” a la mayoría de esas preguntas, te animo a que profundices en el tema de la codependencia.
Un libro famoso sobre el tema se llama “YA No Seas Codependiente“, escrito de Melody Beattie.
En el próximo artículo les mostraré desde mi propia experiencia cómo reconocer patrones de codependencia en su propia vida y tocar el tema de cómo deshacerse de ella.
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